Por medio de raspado con una espátula del interior de la colmena o con la colocación de un tamiz o rejilla diseñadas para este producto.
Yo personalmente prefiero el método con rejilla o tamiz porque entre otras cosas se obtiene el propoleo más puro y de mejor calidad pero especialmente porque esta sustancia es muy importante para la colonia y con el raspado lo que hacemos es eliminarla de la colmena y corremos el riesgo de contaminarlo con pequeños trozos de madera, restos de abejas, etc.
Una vez los huecos de la rejilla se han llenado de propoleo esta se retira y se sustituye por otra nueva, la que retiramos la introducimos en un congelador durante una hora, de esta manera al sacarlas el propoleo está duro y quebradizo por lo que es más sencillo extraerlo con unas pequeñas sacudidas.
Es importante tener en cuenta que el propoleo no se debe de mezclar con otros obtenidos de colmenas de otros asentamientos, recordemos que estos varían en función de la flora y clima. No debemos olvidar que para trasladar las rejillas hemos de hacerlo en un lugar seco y limpio porque se puede contaminar con facilidad afectando seriamente a la calidad de un producto que vamos a consumir o usemos para comercializar.
No daré detalles de como procesarlo porque yo de momento no lo hago pero si será un tema que abordaré en su momento porque estoy estudiando como hacerlo.
Yo solo recomiendo consumir propóleos de colmenas que estén alejadas de núcleos poblacionales ya que cuanto más cerca están de estos más posibilidades tenemos de que el propoleo tenga algún tipo de contaminante.
A muchos apicultores no les agrada el propoleo porque al ser pegajoso y resinoso nos hace difícil la apertura de la colmena y los trabajos que realizamos en ellas... siempre acabas con la ropa o los guantes manchados de esta sustancia que es muy difícil de limpiar... este es uno de los muchos motivos de que no sea un producto barato.
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